martes, 24 de diciembre de 2013

FELICES FIESTAS

Que el amor, la alegría y la esperanza os acompañe a todos durante estos días.

¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!

domingo, 8 de diciembre de 2013

ERES DE FUEGO



Eres de fuego, ¡amor!
Me envuelves cada mañana
para recibir el alba más oscuro.

Luz pintada de ocre,
peinas mis horas
en la alcoba de silencio,
frente a los muertos
que me rodean por todas partes.



Imagen: Mujer de pelo rojo. Amedeo Modigliani

domingo, 20 de octubre de 2013

CLAMO LA LUZ DEL DIA


“Hay dos maneras de vivir tu vida. Una es como
si nada fuera un milagro. La otra es como
si todo fuera un milagro”

Albert Einstein



CLAMO LA LUZ DEL DIA,
el olor de la lluvia
en los poros de mi piel.
Me rompo con el viento
que susurra notas de amor,
a través de mi alma.
Siento que esta primavera
me devuelve el recuerdo
de tus ojos, tu pelo verde,
canciones de luna chica.
Sí, mi niña, por fin te decidiste,
y has roto el pacto
que firmaste un día con dios.
Vienes de nuevo a la vida
abrazando el fuego más intenso,
robando minutos al tiempo.
Me prendes el corazón,
en un tranvía de ilusiones.
Lenta y callada prosigues
con mi cuerpo herido,
lo suavizas con aguamiel,
lavanda y crisantemos.
Después nos bebemos
un puñado de estrellas
en la levedad de la noche.





sábado, 28 de septiembre de 2013

CUÁNDO

Cuando sigo tu luz
viajo en el tiempo de las estrellas.
Busco envolverme con la luna
para cubrir mi cuerpo
con besos de amapola.

Cuando abro los ojos
cada mañana de alegría
me encuentro con los tuyos
iluminándome por dentro.

Cuando me abrazas
en el silencio del bosque
un torrente de lirios
se derrama por mi espalda.

Cuando me nombras,
noche de verano enardecida,
mil jilgueros de viento
estallan como cristales
en mi ventana.

Te vivo cada día
con el grito de la música
en mis alas abiertas
y el sabor de los mares,
menta y chocolate
untados en pan de sueño.


Imagen: La Primavera de Sandro Boticelli

miércoles, 14 de agosto de 2013

A SORBOS DE DIAS

Vivo con el fuego
apartada de tu luz,
avanzando en el camino
en medio de la ciudad.

Una parte de mí, vive
en el silencio más oscuro.
Otra se rompe en mitades
y alcanzan los dedos
de junio encendido.

Son brasas que gimen
insólitas en pleamar.
Espadas que rompen
tu corazón de lunas.

Aunque no vuelvas
sé que tu boca es mía.

Aunque no vuelvas
sé que aprendí a amarte
a sorbos de días.



De "No Dejes de ser lluvia", Parnass, 2011
Imagen: "La virgen" de Gustav Klimt

miércoles, 19 de junio de 2013

HACIA EL MAR


Hacia el mar,
sin amarres ni vueltas.
Quieres volver allí
para quedarte en medio 
del vientre que te vio nacer.

Agua salada envolviéndote
por todo tu cuerpo.
Faro azul, salvaje
y recondito...

Hacia el mar,
para ver partir el silencio
roto en humos
que vuela con el eco
de tus dedos.

Hacia el mar,
con la luna de agosto.
Acariciar las ballenas
bailando con la espuma.

Hacia el mar, sola,
con las estrellas en el bolsillo
y el sabor de sus ojos,
bandera de deseos.


Poema de la Antología "Tardes del Laberinto", Parnass, 2011

miércoles, 22 de mayo de 2013

EL CAMBIO QUE ESPERAMOS


Podemos mirar y no ver. Escuchar sin sentir lo que dice el otro. Caminar sin saber por dónde vamos. Trabajar por inercia, como un pequeño robot. Comer sin apreciar los sabores. Vestir con lo primero que encontramos en el armario, sin armonía o ningún gusto. Leer sin comprender. Escribir sin reconocer las palabras, escritura automática. Amar sin entregarnos. Hay cien mil cosas que hacemos cada día mecánicamente, sin darnos cuenta. Nos hemos instalado en la comodidad de la vida y apenas sentimos nada, no vivimos el momento. Quizá porque ese presente no nos gusta y deseamos otras experiencias que pensamos nos alimentarán mejor.

Tendríamos que recuperar la inocencia de las cosas y fluir en el instante que gozamos por delante. Trabajar a tope cuando toca, disfrutar de cada minuto, desde una acción cotidiana, como fregar los platos, planchar… hasta otro tipo de actividad, mucho más lúdica, sea caminar por la montaña o ir a cenar con unos amigos, puesto que el tiempo vuela aunque no lo apreciemos. Mañana puede ser demasiado tarde.

Hace tan sólo unos días, comentaba con mis compañeros de trabajo, lo bien que estábamos en la oficina cuando no existía en nuestras mentes la palabra CRISIS. Había un ambiente más distendido y reíamos mucho más, además de realizar nuestra faena con esfuerzo y ahínco. Seguramente entonces no apreciábamos lo que teníamos como ahora lo hacemos. Yo soy la primera, sin duda, quizá esperábamos otro futuro mucho mejor.

Ahora SI que esperamos un gran cambio. Lo necesitamos, lo deseamos con todo nuestro corazón. Y estoy segura de que llegará más tarde o temprano. Ojalá sea más pronto de lo esperado; pero para que haya un gran cambio tiene que morir lo viejo, lo caduco. Por eso se oyen tantas noticias injustas en diferentes ámbitos: política, religión, economía, etc. Todo necesita una renovación…para que poco después florezcan nuevas semillas.


Por lo tanto, deseo que abramos los ojos a los nuevos cambios que puedan venir y no nos convirtamos en unas máquinas. Hagamos las cosas con conciencia, disfrutando al máximo de ello. Y especialmente no nos dejemos llevar por los medios televisivos y los diarios. Nos manipulan, nos arrastran al pesimismo. Nunca dicen nada bueno. ¿Cuándo hemos escuchado buenas noticias en el telediario? ¿Es posible que nunca ocurra algo extraordinario?
  
Por último, tener el firme convencimiento de que nosotros mismos somos los primeros que tenemos que cambiar. Nuestra actitud hacia la vida tiene que ser más tolerante, abierta y optimista. Escuchar más a los demás, ayudarles cuándo lo necesiten. Vivir de manera más sencilla, huyendo del egoísmo, la avaricia o los deseos de grandeza, cultivando los valores de siempre: el amor y la solidaridad.


miércoles, 1 de mayo de 2013

TU PEQUEÑO BEBÉ

Ayer viniste acompañada de él. Te dolía la barriga y eso decías a los doctores. Te ponías la mano delicadamente en el vientre con los ojos enrojecidos por las lágrimas.

El no hacía más que mirarte y acariciarte la cara, las manos y el pelo. De vez en cuando te mordía despacito la oreja derecha. Eso te hacía sonreír un poco en medio de tus dolores.

Por fin pasaste a la consulta del doctor Blanco. En realidad no te pasaba nada malo, simplemente estabas embarazada de un mes y no tenías ni la más remota idea de que te sucediese eso. Sólo tenías dieciocho años y el mundo empezaba a sorprenderte cada día.

Cuando te dieron la noticia, te quedaste casi muda y luego empezaste a llorar desconsoladamente. El te acarició y te abrazó largo tiempo. Dijo que se ocuparía de todo y que no te faltaría de nada ni tampoco a la criatura.

Tú continuabas llorando. No entendías nada. No imaginabas que aquella historia iba a terminar de esa manera. El era tu amante y jamás dejaría a su esposa y a sus dos hijas por ti. Te habías convertido en madre de repente, sola, sin el apoyo de nadie. 

Tan sólo tenías dieciocho años y un futuro que te asustaba en medio de tus dolores.

Saliste del hospital con la tristeza en los labios y con muchas dudas por resolver. El te cogía de la mano y no dejaba de susurrarte al oído que te quería y te ayudaría en todo lo que pudiera.

Pasaron dos meses y tu barriga creció. Los dolores se marcharon y una flor nació en medio de tu ombligo. El te abandonó, nunca más quiso saber de ti; pero fuiste tan fuerte que te propusiste luchar sola por la vida de tu hijo que empezaba a florecer como las rosas.

Un año más tarde, te vi desde la ventana de mi habitación del hospital con un niño precioso en los brazos y una sonrisa de caramelo pintada en tu rostro.


Micaela Serrano

domingo, 7 de abril de 2013

VALORAR EL SENTIDO DE LAS COSAS

-Mira qué bellos esos farolitos...como para pintarlos. Fíjate cómo cae la luz sobre esa enredadera. Y esas antenitas recortadas contra la luna...La vida es para disfrutarla sanamente, Pedro. Trata de poner atención a todo lo que ella te brinda; el lado mágico de las cosas se encuentra a cada instante, pero no solemos prestar la atención necesaria a las cosas simples. Intenta percibir y sentir, en lugar de pensar. El sentido profundo de la vida se encuentra más allá del pensamiento. ¿Sabes Pedrito? La vida es un cuento de hadas hecho realidad, es un don muy valioso que se te brinda porque "alguien" te ama...

Extraído de Ami, El niño de las estrellas, de Enrique Barrios.

¡Qué poco valoramos lo que tenemos a nuestro alcance! Volvemos a caer en la trampa un día tras otro...es así. Nos centramos constantemente en el futuro pensando en lo que haremos cuándo tengamos un buen trabajo, una casa mejor, un marido, un viaje...o recordando el pasado viviendo de los recuerdos. La verdadera vida está ahora, con nosotros y nos rodea por todas partes, pero no apreciamos casi nada de lo que tenemos...


Micaela Serrano

martes, 26 de febrero de 2013

LA FLAUTA DEL ANGEL

Hoy voy a recuperar un cuento escrito hace unos años que todavía me emociona al leerlo, espero que os guste.

LA FLAUTA DEL ANGEL



Érase una vez un ángel que se escapó del cielo porque estaba aburrido del mundo que le rodeaba. Vivía en completa armonía al lado de sus hermanos, del Dios Padre, de los mártires y de los Santos. Todos vivían entre las nubes. Bailaban con las estrellas y sobre todo reían. Sus ropas aladas se confundían con el brillo de la luna y sus risas se perdían en el viento. Aparentemente era una vida envidiable, pero Noel quería ver otro mundo, conocer las costumbres del resto de seres del planeta, hablar sus lenguas, adquirir sus costumbres... y esta inquietud le entristecía.

Noel siempre iba acompañado de una flauta, que era su más fiel amigo. Siempre que sentía pena, entonaba una dulce canción capaz de inmovilizar a multitudes enteras. Su corazón mágico iluminaba el escenario y las notas de su flauta apaciguaban a los mismos ladrones.

Una noche de primavera, Noel cogió su flauta y se arrojó en paracaídas desde su morada celeste. No dijo nada a nadie, pero escribió una nota a su padre en la que le indicaba que estaría un tiempo fuera y le rogaba asimismo que no le intentaran buscar.

Noel aterrizó en las proximidades del Tibet. -¡Qué lugar tan hermoso!- se dijo-. ¡Qué diferente era todo!¡Hay montañas, ríos, zonas verdes, tierras desérticas...; pero también cuánta pobreza y miseria por las calles! En Calcuta le angustiaba ver a tantos niños hundidos en el dolor y la enfermedad. Se acercaba hasta ellos, los acariciaba, los abrazaba y ellos respondían con una breve sonrisa.

Voló hasta China, Japón y Vietnann. Aprendió algo de japonés y su curiosidad le llevó a practicar artes marciales. Noel hablaba con todo el mundo que encontraba. Con signos y gestos elementales era capaz de comunicarse incluso con el más torpe. Todos le admiraban por su gran carisma. Era capaz de devolver el aliento a un moribundo, tan sólo con su sonrisa; pero cuando tocaba la flauta el mundo se paralizaba: el sol se detenía en el horizonte, el viento se colgaba de los árboles, los pájaros enmudecían, era una música celestial, alimento del alma, sed de vida.

Noel se convirtió sin saberlo en una estrella mundial. “El nuevo Dalai Lama”, “El nuevo Jesucristo”, “El gran Mesías”...Todos los periódicos anunciaban su aparición y su vida de pronto empezó a convertirse en una tortura. Todos los medios televisivos le perseguían, miles de periodistas querían obtener el mejor reportaje que nunca se hubiera escrito. Noel sólo quería ver el mundo y hacer feliz a la gente, nada más.

Huyendo de los territorios de Asia, un buen día apareció en la ciudad de Granada, en medio de la espectacular Alhambra. Cuando paseaba completamente embriagado por la belleza del lugar, se encontró de repente a una hermosa mujer llorando amargamente.

-¡Hola, hermosa mujer! ¿Qué te sucede?- le dijo amorosamente el ángel.

Rebeca, que así se llamaba ella, le devolvió avergonzada la mirada y apenas pronunció unas palabras:

-¡No es nada! ¡Ya se me pasará!

Noel cogió su flauta y tocó la canción más espléndida que jamás entonara. Rebeca por supuesto se enamoró de inmediato de aquel bello hombre.

Con el tiempo, Noel y Rebeca se hicieron amigos y después amantes; pero su destino era totalmente incierto. El tendría que marcharse algún día y abandonar al ser más puro y divino que conociera en la tierra.

Así estaban las cosas cuando una mañana de invierno, apareció el padre de Noel por la ventana de su habitación y le dijo:

-¡Hijo mío! ¿Cúando vas a volver a casa? ¡Todos te reclamamos y te echamos de menos!

-¡Padre querido! ¡No quiero volver! ¡Quiero quedarme con Rebeca y su mundo! Sé que aquí hay dolor, miserias, guerras, pero también hay amor y una magia invisible en las pequeñas cosas: ¿has probado el chocolate, papá? ¡Es sensacional! ¿Has sentido la brisa del mar sobre tu cuerpo desnudo? ¿Te has sumergido en las aguas transparentes del océano? ¿Has visto las impresionantes montañas del Himalaya? ¿Has oído el silencio en un cálido desierto iluminado por la luna? ¿Te has emocionado con la risa de un niño? ¿Has sentido la energía que se esconde en un beso, en un abrazo?... Aquí hay miles de cosas que nos perdemos allí arriba, que nunca encontraremos.

-¡Hijo, tú eres un ángel! ¡Eres inmortal! Verás envejecer a tu mujer y a tus hijos. Ellos se morirán y todos tus amigos. Y sufrirás amargamente. Para ti el tiempo no existe, pero sí para ellos. Y el tiempo no perdona a nadie.

Noel se quedó pensativo y se hundió en una profunda tristeza. Sabía interiormente que tenía que volver, que su sitio estaba arriba.

Pasaron unas semanas y un buen día, Noel con un torrente de lágrimas en los ojos se marchó de Granada. Escribió una larguísima carta a Rebeca, en la cual contaba toda su historia y dónde le prometía su amor sincero y eterno. Algún día volverían a estar juntos porque Rebeca tenía alma de ángel. Junto a su carta, estaba la flauta, el objeto más sagrado que tenía Noel.

Se cuenta que desde ese día, la flauta enmudeció para siempre y nadie pudo emitir ni tan siquiera una nota.


Micaela Serrano

lunes, 21 de enero de 2013

EL RECUERDO DE VAN MORRISON



“Profesional Jealousy” resuena
en las entrañas,
cavidades de mi alma.

Todo se redobla ante el saxo,
música templada,
desgarrada voz que
tiembla en mis oídos.

Te recuerdo todavía.

Eras un sueño tejido de lunas.
Me parecías el ser
más puro, indescriptible,
imposible de atrapar
como el viento ciego.

Te amaba con desespero,
fantasma inquieto,
y esperaba junto a
Van Morrison, ansiosa,
tu presencia llana,
tu voz, tu cuerpo desnudo.

Te vendía mi sonrisa
a cada momento.
Te regalaba mis encantos,
tiernas palabras,
con valentía y travesura.

¡Y yo estaba muerta!, entonces,
y tú me diste
trocitos de vida,
ilusiones y esperanzas.

Van Morrison suena
hoy en mis oídos
después de muchos años.

El sueño desaparecía,
lentamente,
hasta fulminarse.

 ¡Sí! Estaba tan muerta, entonces,
¡y tú me diste la luz!...

¡Cuántos recuerdos extraños,
tormentas y alegrías,
acariciando mi piel
vacía de palabras!

Tú y Van Morrison.

Micaela Serrano de "No dejes de Ser lluvia"